Pero no solo la vida de la esposa del fundador del movimiento peronista, Juan Domingo Perón, fue legendaria. También lo fue su muerte ya que su cuerpo atravesó un calvario durante más de 20 años antes de llegar al Cementerio de Recoleta donde descansa actualmente.
Eva Duarte nació en Los Toldos, Provincia de Buenos Aires, un 7 de mayo de 1919. Hija de Juan Duarte, un estanciero y político conservador de Chivilcoy, y Juana Ibarguren, hija de un carrero y una puestera criolla.
En 1935, migró hacia Buenos Aires. A poco de llegar, empezó a trabajar como actriz en una de las principales compañías teatrales de la época. No obstante, la vida en la ciudad no fue nada simple y tuvo que vivir en pensiones y atravesar necesidades de todo tipo.
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En 1943, fue contratada para realizar un programa de radioteatro, fue para esa época que su situación económica comenzó a estabilizarse y pudo finalmente comprarse un departamento. Durante ese año, junto a otros trabajadores radiales fundó la Asociación Radial Argentina, el primer sindicato de trabajadores del rubro del cual también fue presidenta.
A comienzos de 1944 conoce a Juan D. Perón, con quien se casó en 1945. Luego de su encarcelamiento en la Isla Martín García, Eva puso en marcha una campaña de agitación social que convergió en los hechos del 17 de Octubre, fecha que dio lugar al Día de la Lealtad Peronista.
A pesar de su popularidad, Eva no aceptó ningún cargo en el gobierno de Perón y prefirió dedicarse a desarrollar la actividad social desde la fundación que llevaba su nombre. Fue a partir del vínculo que Eva generó con los más necesitados, que estos sectores afectuosamente comenzaron a llamarla Evita.
El 9 de septiembre de 1947, el Congreso sancionó la Ley Nº 13.010, también conocida como "la Ley Evita" que le daba el derecho y habilitaba a todas las mujeres de la Argentina a votar. Además les permitía competir por cargos de elección popular y su presencia en el Congreso, derechos que se les había negado por muchos años.
En 1949, funda el Partido Peronista Femenino, desde donde promueve una mayor integración de la mujer en el mercado laboral. En 1951, la CGT la postuló como candidata a vicepresidenta. Sin embargo, la oposición de las Fuerzas Armadas y su delicado estado de salud hicieron que ella misma declinara la postulación.
El nivel de fervor que generaba y la importancia simbólica de Evita para el peronismo era tal que, poco antes de morir, el Congreso le había otorgado el título de "Jefa Espiritual de la Nación".
fuente: tiemposur.com.ar 26-7-24