Su entrega y devoción fueron reconocidas ampliamente, como también su amor a la Argentina, su lugar en el mundo.
Sus habilidades impusieron respeto y admiración, sus creencias siempre fueron firmes. Desde un potrero, pasando por los estadios argentinos y hasta brillando en Europa, jamás dejó de pensar en representar a nuestro país de la mejor manera posible, esforzándose individualmente y tratando de ser el mejor compañero en los vestuarios.
Por supuesto, mucha gente no veía con buenos ojos que un "villero" pudiese tener éxito, carisma y ser el mejor en lo suyo, por lo que varias veces Diego tuvo que enfrentarse contra el poder, ya sea el poder real del imperio, como el poder concentrado de grupos empresarios, corporaciones y medios de comunicación.
Con enormes virtudes, con otros tantos errores, transitó la vereda del Pueblo, de las causas populares (claro ejemplo fue su participación en la gesta del "No al ALCA" en 2005, entre otras demostraciones) y, jugando al fútbol, buscó aportar una cuota de felicidad a lxs argentinxs.
Su amor a la pelota, su familia, la camiseta argentina y al Pueblo argentino nunca será olvidado.
Hoy el dolor nos invade. No solo se fue el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos, se nos fue un argentino que nos representó ante el mundo y que apostó en cada oportunidad por nuestro Pueblo.
"Dicen que escapó de un sueño
En casi, su mejor gambeta
Que ni los sueños respeta
Tan lleno va de coraje
Sin demasiado ropaje
Y sin ninguna careta
Dicen que escapó este mozo
Del sueño de los sin jeta
Que a los poderosos reta
Y ataca a los más villanos
Sin más armas en la mano
Que un "diez", en la camiseta"
Maradó, Los Piojos
¡ETERNAMENTE GRACIAS DIEGO!
#sutebaprovincia