- Necesitamos caracterizar esos principios para adecuarlos a las circunstancias actuales, en las que cambiaron muchas cosas pero también se sostienen líneas de continuidad.
- La actualización doctrinaria no puede ser más oportuna y urgente ya que, si no logramos comprender lo que está sucediendo a nivel internacional, será muy difícil que seamos certeros acerca de lo que ocurre en la Argentina.
- En ese contexto, aquello que nos planteaba Perón de contar con una propuesta desde los países no alineados se vuelve aún más importante. Desde la Argentina y Latinoamérica, es hora de plantear que la independencia de cada uno de los Estados nacionales requiere también de fuertes vínculos regionales.
- Otro aspecto clave está en el concepto de autarquía: en su momento, la independencia económica tenía una perspectiva de soberanía con fuertes vínculos con la defensa nacional. Había que producir de todas las ramas para, en el caso de atravesar un conflicto, no quedarse sin suministros. La pandemia ha demostrado nuevamente esa necesidad de producción local, pero con respiradores, jeringas y barbijos que, si no se producían en la Argentina, no hubiéramos podido dar respuesta a las necesidades de nuestro pueblo.
- Entonces, el concepto de independencia económica está más vigente que nunca. Su carencia, la dependencia, vuelve a presentarse como un grave peligro para la Argentina y todas las naciones. Es necesario volver sobre el concepto y actualizarlo respecto a lo financiero, lo productivo y el papel del Estado en el terreno de la planificación.
- La situación mundial es distinta, pero nuestros principios tienen cada vez más vigencia. Hoy, por culpa del gobierno de Mauricio Macri, el FMI vuelve a aparecer en nuestro país como un factor que intenta poner en cuestión la independencia económica.
- Sin independencia económica no solo tenemos problemas para alcanzar los objetivos de justicia social, sino que además se pone en cuestión la democracia misma: sin independencia económica, los gobiernos que elegimos cada cuatro años tienen grados de libertad muy acotados para abordar los problemas de la Argentina.
- La independencia económica no está separada de la soberanía política y la justicia social. Sin ella, no hay forma de alcanzar una mejor distribución de los ingresos y de crecer de forma inclusiva.
- Hace poco Cristina Fernández de Kirchner se refirió a la insatisfacción democrática, entendida como la situación en la que las instituciones no logran los resultados que queremos. Uno clave para luchar contra eso es, justamente, volver a alzar bien alto la bandera de la independencia económica.
- El mundo habrá cambiado, pero sin independencia económica no hay posibilidad de justicia social. Nuestra misión es pelear por la vigencia de esas banderas.