Me detendré en el último punto. Cualquier docente puede acceder a talleres, cursos, postítulos y/o nuevos títulos
de grado o posgrado para acrecentar su puntaje, además de enriquecer su caja de recursos para las prácticas
pedagógico didácticas, esto le permite mejorar las posibilidades para competir por un nuevo cargo. Estas
capacitaciones se pueden encontrar en la amplia y variada oferta que realiza el Estado o la gestión privada (donde
son aranceladas).
Un desincentivo a las capacitaciones docentes es cuándo se acreditan esos puntos. Por ejemplo, en el año 2021
realicé una especialización docente de nivel superior en Educación Ambiental con una carga horaria de 410 hs, y
que concluí a finales de ese año. Por un tema burocrático, retraso de la carga en el nomenclador y un largo
etcétera, ese postítulo recién fue cargado este año en mi puntaje docente, para el periodo lectivo 2025.
Es decir, le llevó cuatro años a la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires
acreditar mi esfuerzo para capacitarme, estudiando de noche, los fines de semana, corriendo para entregar
trabajos prácticos, haciendo reuniones con colegas en grupos de trabajo, investigaciones, preparando el trabajo
final y defendiéndolo.
Otro ejemplo. Hace unos días empecé un taller que si logro terminarlo y aprobarlo, podré acreditar a fines del
año 2025 en la inscripción anual docente, para que esos 0,44 puntos recién se sumen a mi puntaje para el ciclo
lectivo 2026. Antes tendré que llevar el certificado al Consejo Escolar de mi distrito para que lo valide, siendo la
misma institución la que lo dicta.
Todo ello genera desaliento en la necesaria formación y capacitación que nos permite a los docentes
mantenernos actualizados ante los nuevos desafíos y problemáticas que plantea la sociedad, y en particular la
educación. Las prácticas pedagógicas son permanentemente interpeladas por la realidad; el sistema educativo y
la tan discutida gramática escolar debe plantear nuevas propuestas y alternativas didácticas y pedagógicas.
Por ello, pequeñas mejoras del sistema burocrático educativo pueden estimular a la comunidad docente en la
formación y capacitación. ¿Será una utopía acreditar un taller, curso o posgrado oficializados de tal forma que se
sumen inmediatamente al puntaje docente?. Dejo la propuesta abierta al criterio de los distintos actores del
sistema, especialistas, gremios docentes y actores políticos con responsabilidad legislativa y ejecutiva.
Manuel Jardón
Profesor de Historia
Especialista en Políticas y Programas Socioeducativos
La Plata, 24 de septiembre de 2024.-
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