aumento de la medicina prepaga o el desfinanciamiento de la educación, la ciencia y la salud. Tampoco apareció la falta de tratamiento en el Congreso del Presupuesto Nacional o el reclamo por la soberanía de las Islas Malvinas, que se repite históricamente en los discursos presidenciales, al igual que el reclamo de Justicia por las víctimas del atentado a la AMIA.

 

Bancas vacías y palcos colmados

La ausencia de la principal bancada opositora, Unión por la Patria, con 98 diputados y 34 senadores, dejó un agujero imposible de disimular. Tampoco estuvieron algunos de los legisladores de Democracia para Siempre y los del Frente de Izquierda, que dejaron carteles en sus bancas. "Basta Milei. Estafador, hambreador, represor", decía una de las pancartas. Otra, "Milei estafa y discrimina", en referencia a la resolución publicada en el Boletín Oficial que calificaba de "idiotas", "imbéciles" y "débiles mentales" a las personas con discapacidad. Gracias a los aliados del PRO, la UCR "con peluca" y los bloques dialoguistas de la Coalición Cívica, Encuentro Federal e Innovación Federal completaron casi la mitad de la Asamblea Legislativa.

 

La Casa Rosada se quedó con las ganas de mostrar la foto de la Corte Suprema completa como había prometido. En la primera fila, a la derecha del Presidente se sentaron Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz, Ricardo Lorenzetti y, el designado por decreto, Manuel García Mansilla. No se lo vio al juez federal Ariel Lijo, que fue designado por Mliei pero todavía no llego a jurar en el cargo.

La representación de los gobernadores fue pobre. Apenas 6 de los 24 llegaron hasta el Palacio Legislativo: los radicales Maximiliano Pullaro (Santa Fe) y Leandro Zdero (Chaco), el peronista Martín Llaryora (Córdoba), del PRO Jorge Macri (CABA) y Ignacio Torres (Chubut) y Claudio Poggi (San Luis). También estuvo presente el padre Javier Olivera Ravasi, defensor de genocidas y artífice de la visita de un grupo de diputados libertarios a Alfredo Astiz y otros represores en la cárcel de Ezeiza.

 

La vicepresidenta, Victoria Villarruel, escuchó todo el discurso en silencio. No hubo imágenes del saludo al ingresar. La transmisión oficial no lo captó. La tensión con ella atravesó toda la asamblea, a tal punto que Milei la cortó en seco sobre el final, cuando la vice quiso dar por inauguradas las sesiones ordinarias y el Presidente se dio vuelta y le dijo "no terminé, no te apures". Le faltaba gritar "Viva la libertad carajo".