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11/06/2015 06:06:17 - Rincon Literario

"La Estación" por Susana Ríos (717)

Solitaria esperaba en el banco de la vieja estación del alejado pueblo, el tren que traería a su gran amor.
 

Había pasado demasiado tiempo desde que se despidieron llorando en ese mismo lugar, ella comenzaba a sentir en su vientre los latidos de una vida nueva y él partía desolado hacia la guerra, con la angustia lógica de alejarse en el momento mas sublime. La sirena estremeció a Regina que espontáneamente se incorporó buscando con la mirada la imagen, entre la bruma, del tren que llegaba y le aceleraba los latidos del corazón.
Temblorosa secaba las lágrimas mientras inmóvil esperaba que se detenga, cuando lo hizo la muchedumbre se agolpó frente a cada escalinata de los vagones donde aparecían los rostros de sus seres queridos.
Ya no temblaba por la espera, estaba agitada por recorrer varias veces la interminable estación buscando con desesperación a su amado Elvio, angustiada subió al tren para revisar los vagones que todavía ocupaban algún viajero retrasado y solitario.
Regina con la mente leyó las líneas de esa carta que había recibido hacía dos meses donde decía:
“Llegaré en el tren de las 6 de la mañana, el día 22 de noviembre. No puedo caminar…”
Recién cuando recordó la última línea corrió sollozando hacia el vagón especial, donde viajaban los soldados que traían en camillas o sillas de ruedas, agitada abrió lentamente la puerta y para su asombro ese lugar estaba totalmente vacío.
El llanto fue apoderándose de ella que desilusionada comenzó a aflojarse presa de una angustia que le quito las fuerzas.
Cuando el llanto descargó el inmenso dolor y el cuerpo intentaba levantarse, escuchó en la silenciosa y deshabitada estación la voz débil de un hombre que pronunciaba su nombre.
Como un relámpago salio en su búsqueda recorriendo cada vagón hasta llegar al último y al bajar al andén descubrió el rostro avejentado de su amado esposo que se esforzaba en girar las ruedas de la silla para ir a su encuentro.
Ella abrazó con desesperación a ese hombre que hacía mas de dos años esperaba y él lloró sin consuelo por saber que no había regresado como se fue.
Nada cambio ese gran amor, ellos lograron criar a sus 4 hijos con inmensa felicidad y recién cuando los cabellos se cubrieron de canas, partieron juntos de este mundo para seguir amándose en el paraíso.
Susana Ríos




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