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Del Tuyu Noticias
2020
"El sistema no teme al pobre que tiene hambre. Teme al pobre que sabe pensar" Paulo Freire
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15/09/2020 16:09:29 - Medios

Del Tuyú Noticias sigue creciendo “La Minga de Mar” se suma con cinco nuevos suplementos (788)

El diario digital “Del Tuyú Noticias” a partir de la fecha presentará todas las semanas los suplementos de la “Minga de Mar Ltda”, en realidad se han fusionado la Cooperativa desde su eje comunicacional con el medio digital. Los integrantes de la Cooperativa agradece a Pablo Chamorro (Técnico en Informática) quien desinteresadamente re diagramo el diario o sea es un “minguero” mas. La Cooperativa La Minga de Mar esta conformada por "Voluntades en acción para construir una identidad solidaria en nuestro territorio…" Para leer las notas cliquear en Suplementos * Pasado, Pisado * Construyendo Sueños *Cinco Caminos * Ecología y Sostenibilidad * Batalla Cultural y luego cliquear sobre el título para ver la nota completa
   

 

Cada semana se van a ir publicando notas en 5 suplementos cuyos responsables son:

1) Pasado, Pisado..... ( Meche González)

2) Construyendo Sueños ( Luz Savastano)

3) Cinco Caminos ( Marcelo López

4) Batalla Cultural 2020 ( Antonieta Chiniellato)

5) Ecología y Sostenibilidad ( Gisela Aguirre)

Quienes deseen opinar o enviar notas, anuncios de actividades, podrán hacerlo a través de:

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Radio digital: “La Minga de Mar”

Seguramente mas de uno/una se preguntarán ¿Qué es La Minga? Es una voz que proviene de los pueblos originarios de Latinoamérica y que significa:

Minga (minka en quechua) es una antigua tradición de trabajo comunitario o colectivo con fines de utilidad social.

A continuación un ejemplo:

Muchos argentinos, descendientes de aborígenes, gauchos o los inmigrantes pobres, han tenido que vivir en la marginalidad y de hecho hay cantidad de ellos que continúan así, es decir construyendo sus viviendas en tierras donde aún no ha llegado la «civilización». Casas que suelen estar ubicadas al costado de una ruta o a la margen de un río, especialmente de éste último dado que el agua es esencial para la vida del ser humano, lo que muchas veces les acarrea la perdida de sus viviendas cuando hay crecidas importantes.
En esos momentos, cuando no llega la mano del Estado o alguna institución de bien público, «la minga» se hace presente, como ocurrió con la historia que les voy a contar.
En un pueblito perdido en la querida y calurienta Provincia de Santiago del Estero, la familia de Don Yatu y Fermina, vivían con sus cinco hijos en un ranchito levantando con sus propias manos a la orilla del río; una mañana mientras todos estaban trabajando la tierra seca, llegó la creciente y sin pedirles permiso les llevó su querido rancho.
Fue al regresar para alimentarse y descansar un poco del sol agobiante, que se encontraron con la «nada», la desolación total, ya que hasta los animales habían desaparecido.
Desesperado Don Yatu corrió un kilómetro hasta la casa de su vecino Juan quien sin dudarlo les dio albergue a todos esa noche. Mientras las mujeres y los niños se acomodaban como podían, los hombres sentados en la cocina, mate de por medio, hablaban con respecto a cómo encontrar una solución para volver a levantar el rancho, la respuesta no se hizo esperar, al unísono dijeron: “Tenemos que convocar a una Minga”.
Así fue que al día siguiente los dos hombres, salieron al alba y visitaron al resto de los vecinos, quienes acostumbrados a brindar hospitalidad y ayuda al que la necesitara, todos se comprometieron que al caer la tarde después de su jornada de trabajo, iban a llegarse hasta el lugar y le darían una mano hasta levantar nuevamente el rancho de Don Yatu.
También las mujeres se sumaron, mientras los hombres cortaban troncos, juntaban espartillos, preparaban el adobe e iban levantando las paredes, ellas les cebaban mate y hacían tortas fritas.
Cuando caía la noche y la oscuridad no les dejaba continuar con la tarea, cada familia se volvía a su rancho y más allá del cansancio, cargaban sobre sus espaldas la alegría del día compartido en ayuda de su vecino.
No fue fácil terminar la tarea emprendida, ni tampoco fueron dos días de trabajo, sin embargo, nadie dejó de asistir,
Don Yatu habló con Fermina para ver cómo le agradecían tanta solidaridad a sus vecinos.
Llegó el domingo, nadie trabajaba, así que decidieron darle duro y parejo para terminar el rancho ese mismo día, fue entonces cuando Don Yatu partió hasta el pueblo y le pidió fiado a Don Tobías, el dueño del almacén de ramos generales, harina, carne, unos huevos y cinco damajuanas de vino. Volvió al rancho y le dijo a Fermina:
– ¿Por qué no te hacés unas empanaditas con las mujeres y llamás al compadre que se venga con la acordeona y los musiqueros así festejamos que hoy estrenamos rancho nuevo?
Cuando caía el sol, el rancho estaba listo. Justo a tiempo llegó el padrino Ventura con los musiqueros, quien en voz alta dijo:
– Acá estamos compadre, además de la música trajimos varios soles de noche pa´ iluminar el patio de tierra ¿Dónde los ponemos? Ya verá qué lindo se va poner el baile”
Las mujeres habían amasado y cocinado las empanadas en el horno de barro construido por ellas y previo al festejo, comenzaron a tirar las flechas sobre el techo de la paja con el «gualicho» contra los malos espíritus, las que debían quedar en el lugar que cayeran.
Después, todo fue alegría, empezaron con las chacareras, los «aro, aro», siguió la mocita hija de Don Yatu que sabía cantar, a quien el padrino acompañó con su guitarra, deleitando a todos con la tradicional chacarera sincopada: «Telesita la mangamota, tus ropitas están rotas…». Y todo fue alegría, empezaron con las chacareras.
No faltó el recitador, ni los zapateadores y así, entre chacareras, zambas y recitados, se fueron las empanadas, el vino y con el último vecino que dijo «hasta mañana», la familia volvió a dormir en su rancho Achalay como ha quedado la nueva casita nuestra.
Don Yatú quedó solo, apagando los soles de noche, ya solo le quedaba uno en la mano, comenzó a caminar lento hacia la puerta del rancho, lo miró asombrado, y, entre melancólico y lleno de gozo, mientras la luna iluminaba el campo, dijo en voz baja:
 
Y así con vino del año
que me fío el bolichero
y lujo de guitarreros
como en las mingas de antaño
se reparó aquel gran daño
que me hiciera la creciente
y ahora, contenta la gente
por así haber ayudado
me han dejado a mi obligado
en conciencia para siempre.
¡Qué linda ha sido la fiesta
y que lindo han trabajado.
Achalay como ha quedado
la nueva casita nuestra.
 
Bienhaiga la costumbre ésta
de ayudar a quien precisa
y de traer música y risas
junto con brazos muy fuertes.
Bienhaiga toda la gente
que ha venido a nuestra Minga!
 
Autor texto: Prof. y Periodista:
Antonieta Chiniellato
Décimas «La Minga»: Olga Fernández Latour de Botas
Santa Teresita – Pcia. Bs.As. 26-7-20













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