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"El sistema no teme al pobre que tiene hambre. Teme al pobre que sabe pensar" Paulo Freire
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11/09/2024 08:09:08 - Efemerides

11 de Setiembre Día del maestro «Educar para pensar» por Antonieta Chiniellato (16008)

Mas allá de los saludos en su día, quisiera en esta fecha hacer una reflexión con respecto al rol que le cabe a las/los docentes en este siglo XXI. Conocemos los problemas económicos por los que están pasando algunos sectores de la docencia; de la presión que deben soportar producto de una sociedad convulsionada, violenta y agresiva como la actual, lo que lleva a mas del 50% de los docentes de la Provincia de Bs.As. a pedir licencia, lo cual significa una doble erogación de sueldos para el Estado, ya que deben reemplazarse las titulares para que los alumnos no pierdan el ritmo del programa.
 

Sabemos también el rol de asistencialismo que cumple la escuela ante la falta de comida en mas de un hogar, pero todo eso no justifica la falta de modelos que hay en todos los niveles educativos.

Si bien es cierto que el Minsiterio de Educación baja una política educativa que debe llevar adelante el maestro, esto no significa que no puedan mostrarse otras opciones a través por ejemplo de los ejes transversales.

La educación formal, tiene sus programas o currícula, pero siempre hay una hendija por donde podemos hacerle llegar a los niños otro aire, otro mensaje, mas dinámico, no tan acartonado, mas acorde con los tiempos que corren con el fin de combatir la «educación» que están recibiendo con el permanente bombardeo de la TV e Internet, en mas de una caso realmente nocivo.

Este es el siglo donde cabe esperar que se vuelva a algunas fuentes que han sido hitos en la historia de la humanidad, por ejemplo la de los filósofos griegos o las del siglo XVI hasta el siglo XVIII, donde el hombre a través del «pensamiento» llegó a producir verdaderas revoluciones que cambiaron el mundo. No necesitamos más seres robotizados, hay que terminar de verdad con la esclavitud que hoy se vive bajo otras formas: la TV, Internet y los celulares, éstos reemplazan a las pesadas bolas de acero con cadenas que los esclavos egipcios soportaron hace mas de cinco siglos, y, ésta es una misión que deben llevar adelante en forma conjunta la familia y las instituciones educativas.

Por eso en este día del maestro, sería bueno que además de los reclamos salariales o el pedido de mejoras en las infraestructuras edilicias, calefacción y computadoras, las docentes convoquen a los padres e inviten a sus alumnos a transitar el camino que los conduzca a «pensar» porque entendemos que es parte de su tarea cotidiana, mostrarle a niños y adultos que hay otras opciones, que tal vez debamos recorrer caminos espinosos pero que siempre al final de los mismos esta la luz, el mundo de las ideas y que todos podemos acceder a él porque «estamos condenados a ser libres» porque aunque digamos que «no», estamos eligiendo, como decía el filósofo francés Jean Paul Sartre.

No desaprovechemos la sabiduría de aquellos que trascendieron a lo largo de la historia, de quienes lo hicieron trabajando día tras día a través de su mente, del ejercicio permanente de su intelecto, no adiestremos hombres y mujeres al servicio de los poderosos, que en este siglo son los que nos incitan permanentemente al consumo compulsivo en beneficio propio que les da «poder». Las y los docentes en esto juegan un rol fundamental, por eso en este nuevo aniversario recordemos a Domingo Faustino Sarmiento desde otro lugar, desde aquel donde le costó muchísimo convencer a los poderosos de que les convenía la educación popular y que recién en 1882, lograra la sanción de su viejo proyecto de ley de educación gratuita, laica y obligatoria, que llevaría el número 1420. Entones la pregunta es: ¿Si él pudo, porque nosotros no podemos hacer lo mismo hoy?

En uno de sus escritos, antes de morir un 11 de setiembre de 1888 en Paraguay, dejó una especie de testamento político: «Nacido en la pobreza, criado en la lucha por la existencia, más que mía de mi patria, endurecido a todas las fatigas, acometiendo todo lo que creí bueno, y coronada la perseverancia con el éxito, he recorrido todo lo que hay de civilizado en la tierra y toda la escala de los honores humanos, en la modesta proporción de mi país y de mi tiempo; he sido favorecido con la estimación de muchos de los grandes hombres de la Tierra; he escrito algo bueno entre mucho indiferente; y sin fortuna que nunca codicié, porque ése bagaje pesado para la incesante pugna, espero una buena muerte corporal, pues la que me vendrá en política es la que yo esperé y no deseé mejor que dejar por herencia millones en mejores condiciones intelectuales, tranquilizado nuestro país, aseguradas las instituciones y surcado de vías férreas el territorio, como cubierto de vapores los ríos, para que todos participen del festín de la vida, del que yo gocé sólo a hurtadillas».

A.Ch. 11-9-24














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