Payadas, payadores e identidad nacional
Luis García Fanlo
Resumen
Tanto en la ficción como en la no-ficción, el gaucho, y su variante mediatizada más prototípica, el payador se constituye en uno de los discursos más difundidos sobre la argentinidad desde finales del siglo XIX, con la aparición de la moderna literatura gauchesca, y la actualidad. Positivistas, modernistas culturales, historiadores de la cultura y críticos literarios, ensayistas nacionalistas y cosmopolitas, sociólogos y militantes de los círculos criollos y las organizaciones y movimientos tradicionalistas, han constituido un complejo, contradictorio y a la vez estereotipado juego enunciativo sobre este sujeto social al que algunos ven como un mito construido para inventar la nacionalidad y otros esa fecunda nacionalidad perdida en los orígenes mismos del nacimiento de la nacionalidad argentina. Si el gaucho es sinónimo de controversia en cuanto a su carácter de sujeto ficcional o ficcionalizado o realmente existente, en cambio el payador goza de vida propia en la literatura gauchesca y sus transposiciones al teatro, el cine, el documental y la televisión. El payador es el gaucho en su faceta de productor cultural de mediatizaciones y, él mismo a la vez, un producto de la mediatización de la cultura típicamente argentina, es el narrador por excelencia de las costumbres, los modos de vida y las condiciones de existencia de los sectores populares argentinos originarios y también un filósofo rural cuya concepción del mundo, su moral y sus consejos configuran hasta la actualidad marcas de nuestra argentinidad. El propósito principal de este artículo será intentar mostrar cómo fue posible que este gaucho-payador se constituyera en un dispositivo que nos hace argentinos al mismo tiempo que produce aún hoy procesos de subjetivación y mediatización en los que nos reconocemos y nos reconocen como argentinos auténticos.