"El Eternauta" ya es un fenómeno global
El editorial de Víctor Hugo Morales
Nadie se salva solo, el héroe es colectivo. Esa es una de las metáforas, más que mensajes, que nos deja El Eternauta. Nadie se salva solo. Dicho en este tiempo individualista, tiene un valor especial. De época, de épica, de sueños que podemos acariciar. La impronta feroz de la derecha mundial está representada en El Eternauta.
Ante esa luz que Darín, en su rol de Juan Salvo, denuncia como el verdadero enemigo, están las respuestas. Una luz cegadora deja a las personas como aleladas, sin alma, enemigas de sí mismas y de todo, ¿qué hay en esa luz? Lo vamos a ver en la próxima temporada.
¿Cuál es el imán de luz que encandila y somete la voluntad de millones de desangelados, vaciados de moral, de ética y de valores, que votan a personajes sin moral, sin ética y sin valores?
Así fueron otras multitudes, de otras locuras de la humanidad. Es desde ese desacuerdo atroz entre la mente y el alma que nos debatimos. Los inmensos destellos de genialidad que tiene El Eternauta permiten a la Argentina liderar en las plataformas del mundo con una idea por la que Oesterheld perdió más que nadie en los tiempos de la dictadura.
Es un hecho reparador. Un acto de profunda justicia. La reacción de la derecha es de temor y terror. Pero esta vez, con El Eternauta, no podrán. Oesterheld y sus cuatro hijas desaparecidas, a nombre de todos los desaparecidos, les habla del horror que representan frente a esa luz que los domina.
Sin decirles nada directamente, El Eternauta les dice todo. Esos pobres delirios de mentes vacías y almas que deploran la humanidad del abrazo y la lucha de los colectivos señalan la derrota moral del individualismo, así tengan las riquezas que quieran.
Están nerviosos y quieren ver una aventura contada maravillosamente, pero no soportan el espejo moral que El Eternauta les ofrece.