Cuarenta y cinco minutos antes, una mujer de 87 años cayó al asfalto derribada por el golpe en la cabeza que le asestó un policía completamente pertrechado; inmediatamente se perdió entre el pelotón. Beatriz Blanco cayó en el suelo, su cabeza sangró sobre el asfalto, las cámaras lo transmitieron en directo. Esa brutalidad, esa provocación, esa crueldad sin más sentido que agitar el ánimo de la manifestación que empezaba a congregarse en torno al Palacio Legislativo fue el inicio de la violencia programada por el aparato represivo del Estado, al mando de Patricia Bullrich que hoy se cuenta en la mayoría de los medios de comunicación de largo alcance como “violencia de los dos lados”. ¿No suena casi a que ayer hubo dos demonios en las inmediaciones del Congreso?
El apoyo a jubilados y jubiladas que vienen manifestándose cada miércoles desde hace meses, denunciando el ajuste sobre sus magros ingresos, la quita de medicamentos del vademécum del Pami, y los golpes y gases que sufren todas las semanas surgió esta vez desde las hinchadas de los clubes de fútbol. Una alianza insólita que se expresó con calidez en las redes sociales, se esparció velozmente entre camisetas de distintos colores, de distintos territorios. El sentido común de su llamado fue y es tan orgánico, tan obvio, tan urgente que era imposible no plegarse: ¿Cómo no vas a defender a los jubilados? ¿Cómo no vas a estar del lado de las jubiladas que pelean contra la policía?
fuente: eldestape.com 13-3-25